OPINION. Consideraciones de IU Haro sobre la pandemia de COVID
En primer lugar hemos de considerar que el problema infeccioso, vírico o bacteriano -que sufrimos en la actualidad- puede estar íntimamente relacionado con el cambio climático y con la modificación de los diferentes nichos ecológicos que se está produciendo en la actualidad. La evolución humana – al igual que la de cualquier organismo vivo – está determinada por la existencia de mutaciones adaptativas relacionadas con la variación del medio ambiente circundante. Lo que vale para la evolución de los macroorganismos es igual de importante para los microorganismos.
Esta consideración presupone el hecho de que nuestra generación y las cercanas se enfrentan a una variación casi permanente y fundamental de las características medioambientales y por tanto de los diferentes nichos ecológicos. Esta realidad supone que el riesgo de aparición de mutaciones resulta mucho más importante que en otras épocas de la historia del ser humano. Aceptando esta consideración hemos de pensar que la pandemia de co-virus puede ser la primera de otras muchas que se producirán en el futuro. Unas de ellas se extinguirán sin producir resultados apreciables, pero resulta posible que un porcentaje de ellas traduzcan consecuencias morbosas significativas. Por otra parte, el exponencial crecimiento del número de pobladores humanos con el consiguiente hacinamiento, la ausencia de especies competitivas y la creciente desigualdad social constituye un caldo de cultivo excelente para todas las agresiones víricas o bacterianas.
La última pandemia que conocimos corresponde a la «gripe española» de 1919 que causó alrededor de cincuenta millones de muertos, además de un desastre económico que aún no había sido conocido. Y en la actualidad no debemos olvidar que aunque sin el carácter de epidemia el desplazamiento con desertización de los nichos norteafricanos hacia el norte que facilita una desertización de una amplia franja del sur peninsular español ha conducido al desplazamiento de «entidades morbosas» actualmente desconocidas en España, pero que resultaban características de África. La posterior llegada del covid-19 ha causado hasta el momento actual más de medio millón de muertos, una meseta infectiva que ha ocasionado millones de infectados y un desastre económico que cuantitativamente no tiene precedentes en nuestra historia. La actual tecnología sanitaria y los modos de la medicina actual están intentando enfrentarse a la agresión, pero los resultados obtenidos demuestran que todo ello no resulta suficiente ni adecuado por su exclusividad. Nuestra sociedad desarrollada ha vivido en un «nirvana existencial» basado en la gran potencia tecnológica de la que disponemos en la medicina y la investigación actual. Por otra parte, la ordenación del mundo sanitario se ha volcado en la creación de una estructura eminentemente asistencial -naturalmente muy necesaria- que olvida otros aspectos básicos a la hora de enfrentarnos a los procesos infecciosos colectivos. El enfrentamiento a las urgencias sanitarias ha conducido a que todo o una gran parte del presupuesto destinado a la sanidad se vuelque en la necesidad asistencial olvidando el necesario aporte de la sanidad preventiva y de la sanidad comunitaria. En muchas ocasiones una aproximación asistencial a los procesos patológicos puede resultar suficiente, pero en el caso de los procesos infectivos epidémicos no sólo resulta insuficiente sino que constituye una verdadera negligencia. Traduciendo este hecho a la situación actual en nuestro País podemos observar que resulta imprescindible contar con recursos hospitalarios suficientes (profesionales sanitarios cualificados, número de «camas hospitalarias», y más específicamente «camas UCI» suficientes), con una potencia en la Atención Primaria suficiente, investigación para crear nuevos recursos sanitarios; pero también hemos de ser conscientes de que todo ello no es suficiente, estamos fracasando. El problema del Covid se ha convertido en un problema comunitario. Resulta discutible el considerar la existencia de una «segunda ola». La utilización de cada vez más test diagnósticos (la célebre PCR y los métodos sanguíneos) ponen de manifiesto que nos encontramos ante una situación de contagio múltiple en la comunidad. Si la agresividad de este nuevo virus fuera superior nos encontraríamos ante un fracaso global de la estructura sanitaria. Entre las tres «patas» que debe considerar nuestro enfrentamiento a la pandemia hemos prácticamente minusvalorado dos de ellas. Debido a la urgencia del proceso hemos optado por una solución «hospitalcentrica» dedicando todos los recursos a la asistencia sanitaria creando nuevos hospitales cuando en realidad lo deseable sería potenciar los existentes, hemos potenciado de forma muy insuficiente los recursos de una Atención Primaria enormemente sobrecargada en aras de la espectacularidad hospitalaria y hemos olvidado los componentes socio-sanitarios de la enfermedad. En las diferentes comunidades autónomas se han olvidado – sino ninguneado – a los trabajadores sanitarios de las estructuras centrales (verdaderos conocedores de los problemas, epidemiólogos, técnicos en salud pública y comunitaria), se han separado las organizaciones sanitarias de las sanitario-sociales, lo que en la práctica ante este tipo de enfermedades resulta un disparate. La diseminación de la enfermedad infecciosa no depende exclusivamente del virus o de la bacteria correspondiente. Su potencia y agresividad están íntimamente ligadas al hacinamiento (8 personas viviendo juntas en 60 metros), a las desigualdades sociales, a la necesidad de «comer todos los días», al trabajo precario y a muchas otras condiciones sociales que obligan a que el enfrentamiento con la enfermedad tenga que considerar los aspectos asistenciales y también los aspectos sociales. No son sólo los hospitales y la Atención Primaria los que se enfrentan a este problema sanitario es la sociedad en su conjunto y por tanto las consideraciones sobre la salud comunitaria que los especialistas que existen en las estructuras centrales de las diferentes Consejerías de Salud resultan insustituibles. hemos de «empoderar a la población», hemos de conseguir que la salud comunitaria sea un resultado del conocimiento y de la actuación de unos «ciudadanos comprometidos y en cierto modo decisorios», no de una población de ciudadanos que esperan la llegada del «papa estado» para que les solucione la situación. La salud, tanto la individual como la de grupos, está determinada por la interacción de factores personales, familiares, socio-económicos, culturales y ambientales, además de la acción de los servicios de salud. El enfrentamiento con este tipo de enfermedades implica la intervención en salud comunitaria mediante un proceso de participación en el que la comunidad no puede actuar únicamente como receptora de la intervención. La inclusión de la salud comunitaria como un objetivo del sistema sanitario hace evidente la necesidad de lograr una acción más coordinada e integral por parte de las autoridades sanitarias y políticas, y la propia sociedad.
Julio Martínez y Gregorio Martínez
Izquierda Unida. Haro.
Don Goyo firma ésto?????????? Pa no echar gota
Y esta mierda ?????
Venid y vamos todos con flores a María.
ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al productor;
nos da derechos irrisorios,
no hay deberes del señor.
Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de ser:
«No más deberes sin derechos,
ningún derecho sin deber».
Interesante reflexion.
Gracias
Y esta es mi OPINIÓN: La vida en este país se está volviendo IRRESPIRABLE, y no porque no se pueda respirar sino por la restricción de derechos y libertades, y por el enfrentamiento entre los ciudadanos culpandonos y denunciandonos entre nosotros mismos, con el miedo que nos están metiendo estamos cada vez más sometidos y aborregados, y encima nos estamos acostumbrando al bozal y los niños también, claro porque es «por nuestro bien».
Hermanos Martínez, tenéis toda la razón. Cuando en un país hay más políticos que médicos, y se dedica más dinero a los políticos que a la sanidad, es evidente que nada puede ir bien.
Una alcaldesa 4000 euros sin saber hacer nada un médico 1.800 euros. Nada más que decir
Mira si estamos aborregados que el presidente de España, de todos los españoles, ha lamentado en el Senado la muerte del suicidio de un terrorista que colaboró con el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Y aquí nadie mueve un pelo. Quién nos iba a decir que íbamos a tragar con esto. Y lo que nos espera, claro. Nadie se responsabiliza por la muerte de nuestros abuelos en las residencias por la pésima gestión, por batir el récord de fallecidos a nivel mundial, como para retractarse de reconocer el fallecimiento de un etarra.
¿A dónde estamos llegando como sociedad para callar este despropósito? ¿Seguirán votando los socialistas a este presidente inhumano? Yo creo que si. Los del PO son muy corruptos. Con eso vale.
Quedan muchas circunstancias por explicar respecto al origen del covid-19.
TONTERÍAS LAS JUSTAS, me gusta que haya gente como tú, con ideas propias, porque se nos está tratando como a borregos y lo triste, es que a una gran mayoría le gusta ser borrego de este macrorrebaño, al que es muy fácil imponerle ideas ajenas a las suyas propias, si es que las tienen.