La colección puede visitarse hasta el 30 de julio.

Sobre diferentes soportes de pequeño formato, a modo de laboratorio, Nagore Olarra (San Sebastián 1989) experimenta en los procesos pictóricos. El trabajo de esta licenciada en Bellas Artes se basa en una serie de experiencias entre materiales, ya sean tradicionales como el óleo y acrílico, u otros creados por la propia artista como siliconas o barnices. A medida que los acontecimientos pictóricos se van fijando, los traslada a formatos mayores, donde el color y las materias toman relevancia.
Para Olarra la lucha del proceso de experimentación se plasma en el lienzo como el resto de una acción pasada en el tiempo. Y el cuadro narra de forma visual el proceso de negociaciones que la artista ha tenido que afrontar.
En su praxis cotidiana Nagore Olarra, que también complementó sus estudios con un master de gestión cultural, comienza con una mancha general que llena el espacio del lienzo, como gesto de apropiación. Después jugando con formas cromáticas y cambiantes, las combina con elementos geométricos y otras que sugieren lo inorgánico. Pintando, tachando lo pintado y repintándolo de nuevo con diversos materiales, crea un espacio de decisiones en continuo movimiento que revela la tensión del universo abstracto.